Conociendo un poco más a los asistentes del Taller de Relatos Cortos de la Biblioteca a través de "El Diálogo"
Me
dispongo a escribir . El portátil encima del cristal de la mesa de la cocina
absolutamente patena. A la izquierda ,tetera recién hecha y la taza naranja con
el platillo verde. Ni música ni ruido, silencio, y entonces, con todo
preparado, la cabeza empieza a rebullir: ay,ay, que hago yo aquí escribiendo
con tooodo lo que tengo que haceeerrr, ay que necesidaaaaaaad tengo yo de
complicarme la vidaaaaa????.... no se me ocurre nada, que horror, no me
va a salir el relato de esta semana, yo mejor lo dejo, tengo que ir al
súper...y arreglar los papeles... y si hago una tanda de abdominales, digamos
doscientos? y tengo el libro nuevo de Cunnigham que me esta gritando que lo
coja...mejor me tumbo en el sofá con la mantita y dejo que escriban los que de
verdad saben... y si llamo a mi madre? y si llamo a mi hijo? Hago un sudoku ?.O
me pinto las uñas?
No,
venga, escribe, inténtalo, a ver, si te encanta, empieza YA, cállate y
escribe:
"Érase una vez una comisaria...."
Maite
MNEMOSINE
HOSPITAL
El edificio, oculto tras los
cipreses, se ubicaba al final de una calle peatonal, en la parte alta de la
ciudad. Nada en el edificio recordaba a un hospital. El suelo de roble decapado
y los tonos celestes en las paredes imprimían una sensación de agradable ligereza.
La Doctora Bueno tenía su consulta en la
segunda planta. Sobre su mesa, como único adorno, una bola azul de cristal.
-Verá, señor… nuestro
hospital tiene un protocolo estricto con respecto a las extirpaciones totales
de recuerdos…nunca las realizamos en primera instancia, lleva tiempo y primero
ensayamos otros acercamientos menos drásticos.
-Pero yo necesito olvidarme
de Ella ya… no lo soporto más, estoy sufriendo mucho.
-Ya veo. Pero debo ceñirme
al procedimiento habitual. Objetivos parciales. Digamos el último año, o el
tono de la voz, o el olor de su pelo. Dígame qué es lo que más le duele.
-Las mentiras, lo que más me
duele, son las mentiras. Hágame olvidar por lo menos eso.
La Doctora Bueno sonrió con
dulzura.
-Claro que sí. Somos
especialistas en la extirpación de mentiras, es un tratamiento ambulatorio que
no necesita cirugía, le extenderé unas recetas y le daré las instrucciones del
procedimiento por escrito. Y si todo va bien en unos meses la haremos desaparecer
de su mente por completo.
Salí del despacho y atravesé
la sala de espera, donde otros dolientes crónicos y agudos aguardaban a que les erradicaran, exterminaran,
desinfectaran, eliminaran y arrancaran de su vida a su padre, al 29 de
diciembre, las humillaciones del colegio, un accidente, una agresión, un
remordimiento, o aquella vez que dijeron que no, que dijeron que si, que no
dijeron nada.
Anduve sin rumbo y llegué al
mirador bajo el cual el río describe una amplia curva. Recordé el mito: En el Hades, las almas de
los difuntos podían beber del río Lete, para olvidar sus vidas anteriores, o
del río Mnemosine, para recordarlas.
Con el dossier de la Doctora
Bueno en la mano, me incliné sobre la barandilla.
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