Va de narradores (2), probando con múltiples identidades en el Taller de escritura de la Biblioteca
Un jugador suicida
(Nani)
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Fot. Paul Jung |
Cigarrillo
en ristre, rodeada de artefactos, enderezó la postura, giró la cabeza
rotativamente, sacudió los hombros y respiró.
-Detesto
sentarme ante el ordenador para jugar. Sólo encenderlo me promueve ese
gusanillo de nausea que me sacude las
tripas y he de empezar a actuar. ¿Cuándo dejaré de experimentar esa terrible
emoción y pasaré al siguiente nivel de no-sensibilidad? – me dije
-No
te confundas- contestó su alter ego. Toda
vida es regida por el juego. Siempre se proyectan estrategias, se arriesga y apuesta por lo que uno ha
considerado valioso, o útil o eficaz o mejorable o simplemente divertido o un
largo etcétera que no voy a recordarte. Tú estás siempre en el tablero de
juego.
-Eso
no es verdad- protesté. Se supone que yo sólo soy testigo, que miro los toros
desde la barrera- exclamé dando un
suspiro de exasperación.
No
soportaba que le hicieran trampas aunque ella tampoco estaba exenta de pecado.
“Me
estoy empezando a aburrir “-pensaba mientras encendía el ordenador-.
….,
Las luces del Casino de Oriente destacaban en el crepúsculo. Tendría que
apresurarse. Pronto anochecería y apenas había logrado un montón de datos
inconexos. No obstante, debía cumplir
su misión.
Ajustándose
las gafas de visión nocturna alisó su indumentaria y repasó el armamento
seleccionado. Con un deje involuntario de aprobación se dirigió al ascensor.
Su entrada en el casino situada en la planta
37 pasó casi inadvertida a los encargados de la seguridad.
-Otra
Cat Woman- , se dijo el celador que no apartaba la vista de su monitor. Poca
imaginación ante la elección de disfraces esta noche”.
Avanzó
por la mullida moqueta que cubría el amplio vestíbulo y se adentró en el
barullo de la música atronadora, las risas y conversaciones que impregnaban
aquel espacio.
Había
una gran profusión de superhéroes en torno a la mesa de ruleta, como polillas
atraídos por la luz de una vela. Jugaría
una sola vez, se prometió acariciando su
cinturón detonador.
“Odio
hacer esto” pensó mientras dirigía un
gesto imperceptible al croupier…
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Fotografía de Matteo Nazzari |
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