"La voz del narrador" (II), nuevo reto en el taller de Relatos Cortos de la Biblioteca impartido por Mariano Gimeno Machetti
La Novena Carta
(Hortensia)
![]() |
Fotografía de Muhammed Faread |
Querido
Víctor:
Hace muchos años que no te
escribo. Había jurado no volver a hacerlo. Pero ahora comprendo que algunas
promesas pueden romperse sin que se tambaleen los cimientos del mundo.
Estos años de promesas rotas
me derrotaron.
Me parecía que no podría
seguir respirando, ni abrir los ojos una vez más… Hay momentos en la vida que
todo es absoluto; para mí el dolor de perderte fue así, rotundo, total…Pensaba
que tendrían que acortarme las manos para arrancarte de mí, fue como una
explosión que consume todo el oxígeno y te asfixia por dentro. Juré que me
vengaría, que callaría ese perro negro que me mordía el corazón hasta hacerme gritar. Salía a la
calle mirando sin ver, buscándoles…deseando encontrarles o que me encontraran
con los puños apretados hasta que se entumecían.
Pero la vida tiene una fuerza tan grande que pocos
desastres pueden acabar con ella. Y, ya ves , abrí los ojos de nuevo, volví a
vivir. Pasaron los días y se convirtieron en años…y rompí todas mis promesas. Mis
promesas rotas tienen nombre: Ada, Juan ,Héctor…mis queridos hijos. Sí, me
enamoré de nuevo aunque no como de ti, fue un amor tranquilo, benevolente,
compartido. Fue un sentimiento sin promesas porqué él sabía que estabas tú.
Cuando me perdía en mis días
de locura él sabía dónde encontrarme: junto a ti; sabía con quien hablaba a
escondidas, sabía el nombre de mi desesperación…
¿Para qué esta carta
entonces? Para decirte que me equivoqué, que si hay otra vida después de esta y,
si puedo elegir, la quiero pasar con él, con ese hombre que sigue empeñado en
leer libros que ya no entiende, el que me acariciaba la espalda en nuestra cama
cuando el llanto por ti me desvelaba las noches, el hombre que sé que iba hasta
tu tumba muchas tardes, las que no iba yo, el que me dio hijos por los que hoy
tengo nietos.
Por él, por ese hombre
tierno que me ha permitido amarte toda la vida te dejo; te di mi tiempo ahora
quiero la eternidad con él.
Es mi última carta Víctor.
Contigo aprendí a amar. Ahora con ochenta y cinco años, quiero aprender a ser amada. Sé que no es
tarde. Yo creo en la eternidad.
![]() |
Fotografía de Muhammed Faread |
Urgente y certificada
Aurelia
Querido amigo, solo tú
podrías ver las gotas saladas que llueven en mi interior. Mi corazón flota entre recuerdos y anhelos, la ausencia llena
mis pulmones y también los vacía, mis ojos a oscuras, mis manos secas y
desgastadas. Un alma de cristal se quedó
atrapada en un amanecer donde un viento gélido soplaba mientras escuchaba el
canto de los pajarillos sentada en un banco de la plaza. Y contemplaba su
rostro y podía sentir el calor de su
cuerpo que encendía mi niñez. ¿Quién te
arrancó de mí? No habrá más sol en tu rostro. Y todas las mañanas del mundo se
marcharán contigo. Busco a dos ancianos desaparecidos, los busco con impaciencia bajo un cielo de enero. Contemplo
la luz de la vela y la vigilia me trae un campo sembrado de trigo, un remanso
de paz. Y allí están, labrando el campo, en sus quehaceres, tan entretenidos…
tan ajenos a mí. Pero el anciano abre
sus brazos como las alas de una
mariposa azul que abarca el infinito y me invita a descansar en ellas. Me quiebro. Nado en mi líquido amniótico, mi
sonrisa y disfrute porque juego libre
entre colores, olores y nanas. La anciana me arrulla y yo agarro su mano tan
fuerte porque sé, que si la suelto, no volveré a verla. La eternidad pesa en
mis espaldas. Desandar el camino, de vuelta a casa sola. Si miro atrás los veré
al borde del camino, diciendo adiós y pintándome un arcoíris entre los árboles,
tan profundo, que hace grietas bajo mis pies descalzos. Momentos perdidos, el
tiempo que fue y que no volverá. Lágrimas en cajas de música. Horas mirando a
la pared desnuda, ¡si al menos fumara! Los amo, sé que ellos a mí también. Amigo,
¿me llevarías hasta allí de nuevo? Te devolveré ese favor
regalándote, en otoño, las tardes junto a la ventana.
P.D.: Todo se
transforma, no nos destruiremos del
todo.
![]() |
fot. Alyssa Monks |
Comentarios