Una silla vacía en nuestro Club de Lectura "La Hierbita"
Cada dos semanas, deslizaba el dedo corazón entre los lomos de los libros que esperaban, desconsolados, el cariño de sus arrugadas manos. En su boca, las aventuras de Charlie Parker, Kurt Wallander, el Comisario Montalbano o Kay Scarpetta insonorizaban las rutinas de la mecánica de nuestro mundo, haciéndonos viajar en historias, donde el asesinato siempre era ingrediente principal pero su placer, recaía, en una buena trama para leer, leer sin parar.
Fueron más de diez años compartiendo su saber en nuestras distendidas tertulias literarias de los viernes. Sus dedos habían viajado por un sinfín de lugares encerrados en papel. Su corazón palpitaba emocionado en cada cita, en cada reunión. Su risa ante la evolución de nuestros alocados pensamientos de progreso, así como la conmovida mirada ante las relaciones entre lectura, pintura y el cine, ninguno la olvidaremos.
Quijotesca
figura, risueño caballero andante goloso de
lectura con aroma a libros viejos y a caramelos de café, nos ha dejado en estos días de invierno que no deja de
llover.
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