Conociendo un poco más a los asistentes del Taller de Relatos Cortos de la Biblioteca a través de "El Diálogo"
Soy paria involuntaria con dos patrias
y ninguna. Cuerpo de hierro, alma de luna. Corazón de cristal,
voluntad marmolada. Unas veces cálida otras helada. Una muerta
renacida a destino incierto atada. Luchadora apasionada, deambulo
entre los opuestos persiguiendo la verdad, sabiendo desde siempre que
no la podré hallar. Solo tengo interrogantes y respuestas negadas.
Socrática empedernida: "sólo sé que no sé nada".
Sara
VIAJE AL CENTRO DE
UN GLACIAR
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Fotografía de Dorothy Shoes |
Previo aleccionamiento a
su paciencia sobre cómo comportarse, se apersonó en el banco y
esperó que le llegara su turno.
Los trámites bancarios
la sacaban de quicio. Siempre consideró a los bancarios una raza
parahumana gestada por glaciares.
-Setenta y
cuatrooo...-
Se dirigió con presteza
al escritorio donde el joven esperaba su próxima víctima.
-Buenos días, en qué puedo
ayudarla?-
-Buen día, quiero dar de
baja mi tarjeta de crédito-
-Permítame la tarjeta-
El joven tomó el plástico y se enfrascó en la pantalla del
ordenador accesible sólo a sus ojos.
-Señora tendrá
que volver el día 14 para realizar el trámite-
-Imposible, mintió, no
estaré en la ciudad en esa fecha, cuál es el problema?-
- La fecha de
cierre-
-Si no tengo deuda, ¿qué
tiene que ver la fecha de cierre?-
El joven impasible no
sacaba la vista de la pantalla, "qué estará mirando!"
pensó ella con fastidio.
-Sí, pero tendrá que
volver en esa fecha-
-Ya le dije que no
estaré, tengo que hacerlo hoy- dijo con voz firme.
-A ver, espere un
momento- se metió tras los boxes volviendo segundos después con el
mismo replay. Ella sintió que la bestia interior se
desperezaba...contó hasta tres.
-Ok, míreme bien, le
dijo, ve dónde estoy sentada? de esta silla no me moveré hasta que
me den la baja de la tarjeta, tendrán que sacarme con la fuerza
pública-
-Déjeme ver qué podemos
hacer, hablaré con la jefa del sector- y desapareció tras los
boxes. Pero esta vez no volvió, su lugar lo ocupó una antipática y
maleducada señorita con papeles en su mano que, sin saludar y de mal
modo, se puso ante ella
-Complete y firme el
formulario- le ordenó.
-Con todo gusto- le
contestó irónica disfrutando la situación.
Cumplida la orden, la
bancaria tomó el formulario, lo selló, le pidió la tarjeta, le
hizo dos cortes y con un clip la adjuntó al papel, -listo, realizado
el trámite- dijo levantándose.
-A ver a ver, un momento,
la tarjeta se la queda usted?- Recalcando las palabras dijo en
son de burla
-La tarjeta ya no sirve
señora-
-Pero es mía y quiero
que me la de, y el formulario también-
-Es un formulario interno
del banco-
-Bueno, entonces deme una
copia, también es un comprobante del trámite
realizado.
No disimuló su rabia, de
un manotazo tomó los papeles y se metió adentro, ella seguía
pegada a la silla de donde no se movería sin lo suyo. No tardó
nada, le entregó los documentos y sin decir palabra volvió a su
escondite. Cómo disfrutó ese momento glorioso!
Se levantó de su
asiento enarbolando los papeles con una burlona sonrisa de triunfo.
Por fin, por una vez, había logrado vencer a un parahumano. Salió
del glaciar tarareando Carrozas de fuego de Vangelis.
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