Agustín Espinosa, protagonista en la Biblioteca de Tabaiba con motivo del Día de las Letras Canarias 2019


Agustín Espinosa (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1897 – Los Realejos, Tenerife, 1939) fue un autor muy admirado y leído en su época. Entre 1927 y 1936 desplegó lo más interesante, profundo y complejo de su producción, que alcanza en el surrealismo y en la obra Crimen (1934) su expresión más lograda y reconocida, aunque el latido renovador de Lancelot, 28°-7° (1929) la convierte en una pieza fundamental de la nueva literatura.
 
Agustín Espinosa colaboró en los principales periódicos y revistas de su tiempo (La Gaceta Literaria, Extremos a que ha llegado la poesía española, Heraldo de Madrid, Hoy, La Prensa…) y fue el principal agente de la vanguardia canaria. A él, junto a Juan Manuel Trujillo y Ernesto Pestana, debemos las páginas de La Nueva Literatura, en La Tarde, donde se fraguaría el carácter de La Rosa de los Vientos (1927), revista cardinal en dirigir el cambio de rumbo. Luego, la gran revista, y seguramente la primordial, gaceta de arte (1932-1936), tiene en Espinosa a uno de sus más activos e insignes colaboradores e impulsores.

Estudiante de Filosofía y Letras en La Laguna, Granada y Madrid, se doctoró en 1924 y ejerció la docencia en Tenerife, Lanzarote, Gran Canaria y La Palma. Obtuvo en 1928 la cátedra de Lengua y Literatura Española. Agustín Espinosa prestó atención en sus apenas cuarenta y un años de existencia a diversos temas de la literatura de las Islas.


Reivindicó la feliz hora de la ilustración canaria dedicando su tesis doctoral a fijar, desmitificar y esclarecer la figura de José Clavijo y Fajardo y, en una de sus célebres conferencias, hizo lo propio con Viera y Clavijo; abrazó el homenaje gongorino del 27 recalando en la principal figura del barroco canario: Fray Andrés de Abreu; revisó los mitos de Dácil, Hernán Peraza y, por supuesto, Lancelot; emprendió el primer rescate del romancero canario y reseñó constantemente aquellas obras de su tiempo que más le interesaron: Saulo Torón, Emeterio Gutiérrez Albelo, Agustín Miranda, Pedro García Cabrera, Félix Delgado, Andrés de Lorenzo Cáceres…

La Exposición Internacional del Surrealismo celebrada en Santa Cruz de Tenerife en 1935 contó con la indispensable colaboración de Espinosa, ya como escritor y agente cultural, ya como presidente del desaparecido Ateneo de Santa Cruz, espacio que albergaría la exposición. Espinosa presentó a André Breton antes de que este procediera a la lectura de su conferencia titulada Posición política del arte de hoy y luego el propio Espinosa leyó la versión española que él mismo había realizado.
Junto a Domingo Pérez Minik, Pedro García Cabrera, Eduardo Westerdahl y Domingo López Torres firma el n. 2 del Boletín Internacional del Surrealismo y luchó hasta el final para impedir la prohibición de proyectar La edad de oro, lo que incluye la firma de un manifiesto que gaceta de arte publicó contra la labor reaccionaria de la ultraconservadora Gaceta de Tenerife, principal oponente de la proyección.

El alzamiento militar de 1936 trajo la represión y depuración de nuestro autor. Una sombra de sospecha de la que no pudo desprenderse ni siquiera colaborando en ¡Arriba España! La enfermedad que arrastraba su úlcera desde la adolescencia se agravó considerablemente y no sobrevivió al último postoperatorio. Agustín Espinosa está considerado uno de los grandes escritores de la literatura canaria y uno de los máximos exponentes del surrealismo en lengua española.
(fuente: Gobierno de Canarias)


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